Día 24 - Corazón de Jesús- perforado por una lanza

Oración introductoria de cada día

Corazón amantisimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía Maria.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor,según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

P. León Dehón


24. - ACCIONES ÚTILES
¿Cuáles han sido los dos grandes deseos del Corazón de Jesús? La gloria del Padre y la salvación de las almas. Por la gloria del Padre, Jesús, con doce años, se encuentra con los doctores del templo; por su gloria recorre toda Palestina, bendiciendo y curando, y cuando llega la hora del suplicio, alza los ojos al cielo y reza: "Padre, yo te he glorificado en la Tierra donde he cumplido la obra que me has confiado. Padre, yo he manifestado tu nombre a los hombres que me has dado. Santifícalos en la verdad. Con estas pocas palabras, Jesús explica su gran misión: Darle mayor gloria al eterno Padre y salvar las almas perdidas."

Proponte ofrecer cada día al Señor tus acciones y hacerlas con el único fin de darle gloria, de agradarle.


PIDAMOS AL SAGRADO CORAZÓN, POR LAS OBRAS DE PROPAGANDA CATÓLICA
I

Bajo el nombre de Propaganda católica entendemos hoy día todo el con junto de trabajos encaminados a difundir en nuestra sociedad la influencia de la Iglesia Católica y de sus instituciones contra la acción disolvente y de moledora de la Revolución que pugna por descatolizar el mundo. Pertenecen al concepto general de la Propaganda católica todos los ministerios eclesiásticos; pero de un modo muy particular se distinguen con este nombre las obras de Apostolado cristiano que ejerce bajo los auspicios de la Iglesia el mismo elemento seglar. Las sociedades de caridad, las escuelas y talleres, los periódicos y libros de apologética, las Academias de Juventud católica y asociaciones de católicos y todas las que con este o con aquel nombre, se proponen la reparación de los estragos revolucionarios, la moralización del pueblo, la protección del pobre, o simplemente el ejercicio práctico y sin respeto humano de la Religión ; todo eso que constituye hoy con diversidad de organización y de medios, pero con maravillosa unidad de pensamiento, el gran cuerpo de ejército de Apostolado seglar, tantas veces bendecido por el Romano Pontífice y los Obispos, todo eso necesita, para ser eficaz, de la secreta ayuda de las oraciones de las almas fervorosas.

Oremos, pues, hermanos míos, oremos hoy por esta imperiosa necesidad de los tiempos presentes. Oremos por esos hermanos nuestros que en la brecha y cara a cara con el enemigo, sostienen incansables, la lucha más tenaz. Oremos para que sostenga Dios sus bríos, aumente su fe, dé fuerzas a sus palabras, los libre de la vacilación y del des aliento de los contratiempos, los corone de consuelos acá y de gloria en el cielo
en premio de sus combates.

¡ Oh Sagrado Corazón! Vos sois el jefe de esa espiritual y generosa milicia, Vos el mote de su escudo y el lema de su bandera. Hacedlos con Vos cor unum et anima unm un solo corazón y una sola alma, valerosos, aguerridos, dignos del todo de la santa causa
que defienden y de la celestial recompensa que esperan.

Medítese unos minutos.

II

¡Cuán glorioso es ese ejército creyente que, de uno a otro confín del mundo cristiano lucha sin descanso por el nombre de Cristo, mezclado, aunque no confundido, con ese otro ejército de error y corrupción que sigue la bandera de Satanás! ¡Cuán brillantes combates se libran a todas horas entre los de uno y otro bando por medio del ejército de la caridad, de la pluma, de la humana elocuencia, del franco y denodado ejemplo! ¡Cuán grato ha de ser a Dios ver alrededor del Arca Santa de la Iglesia y bajo la dirección del sacerdocio que forma el ejército permanente de ella, esos otros escuadrones improvisados, de toda edad, de todo sexo, de toda condición, que forman nuestras magníficas obras católicas! ¡Cuán digna de nuestras oraciones es esta falange batalladora, consuelo y esperanza hoy día de la atribulada Iglesia de Dios!

Sí, roguemos, hermanos míos, roguemos al Sagrado Corazón por el aumento, prosperidad y felices resultados de la Propaganda católica en nuestros días. ¡Que latan todos los soldados a ella consagrados, con los divinos latidos del Corazón de Jesús! Que otro deseo no les mueva que el de su mayor gloria y aprovechamiento de las almas! Que otro norte no les guíe que la luz de la fe, que brille en la Santa Iglesia Romana! Que no les engañe el fuego fatuo de averiadas doctrinas que tienden a disminuir la santa intransigencia del dogma católico!

Oh Corazón Sacratísimo de Jesús! ¡Que vengan a templar sus armas en Vos, fragua de amor infinito, los sol dados de nuestra fe; que las saquen de allí enrojecidas en el fuego de vuestro celo y de vuestra ardentísima caridad! ¡Que arda por ellos el mundo con esas centellas derivadas de vuestro encendido volcán! Fuego vinisteis a poner en la tierra; ¿qué queréis sino que sin cesar se avive? Avivad lo, Señor, primeramente en esos corazones que ya son vuestros, y servios luego de ellos para las colosales empresas de vuestra santa Religión.

Medítese, y pídase la gracia particular.

ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN
Rendido a vuestros pies, oh Jesús mío, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven.

¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, oh soberano Maestro, y necesito de vuestras divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentásteis y convidáisteis cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme, :formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.