Dia 4: El Sagrado Corazón: Modelo de paciencia





Oración introductoria de cada día

Corazón amantisimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía Maria.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor,según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

P. León Dehón


DÍA 04: DÍA DE CONFIANZA

“Mi Corazón halla consuelo en perdonar. No tengo mayor deseo ni más grande alegría que perdonar. Es tanto el consuelo que me produce un alma cuando vuelve a Mí después de una caída, que ésta resulta ganancia para ella, pues entonces la miro con más amor.

No te aflijas por tus caídas, nada necesito para hacer de ti una santa. Nada me importan la pequeñez y miseria de un alma con tal de que su deseo sea darme alegría y consuelo.”


TU ALMA RESPONDE ASÍ A JESÚS:

Corazón de mi Amado Jesús:
Que tu Corazón repare mis caídas y las de las almas.
Que el fuego de tu Corazón consuma mis miserias.
Que yo no sea nada pero que Tú seas todo para mí.
Te doy mi corazón:
Vacío para que Tú lo llenes
Desnudo para que Tú lo revistas
Con sus miserias para que Tú las consumas


PRÁCTICA PARA ESTE DÍA:

Confía todo el día en tan bondadoso Padre; dile que crees en su amor y que estás seguro de su misericordia.


4.-EL AMOR DE DIOS

Jesús te ama... y te da su Corazón, símbolo de amor. Sobre este corazón se enciende una llama que quiere extenderse e inflamar todos los corazones. ¡Jesús te ama!.He venido -dice Jesús- a traer el fuego del amor sobre la tierra y ¿qué puedo desear sino que ese fuego encienda?

Mírate a ti mismo.¿ Cómo correspondes al amor de Jesús? ¿Lo amas con todo tu corazón, con todas las fuerzas?

A la mañana, cuando te despiertas, ¿tienes un pensamiento para Jesús? ¿Le rezas durante el día alguna jaculatoria?




EL SAGRADO CORAZÓN,  MODELO DE PACIENCIA


I ¿Deseas, corazón mío, conocer a fondo la inagotable paciencia del Corazón de Jesús Mírale como se dignó manifestarse a su devota Santa Margarita, herido por la lanza, coronado de espinas, clavado en el centro de la cruz. He n aquí las insignias del Sagrado Corazón, he aquí su escudo de armas. Diríase que para eso sólo vino al mundo, para
padecer.

¿Y qué padece? Dolores cruelísimos así en el cuerpo como en el alma. En el cuerpo pobreza, persecución, azotes, bofetadas, espinas, cruz. En el alma perfidias, ingratitud, tristezas, agonías, abandono de los suyos. Tal es la amarga historia de su vida pasible y mortal.

¿Y cómo padece? Callando, sin soltar la menor queja, sin mostrar iracundo el rostro, sin manifestarse cansado por tanto sufrir. Aun hoy en este Santísimo Sacramento, si padecer pudiera, no fuera el sagrario para El, trono de gloria, sino Calvario de nuevos e ignorados dolores.

Mira si no cómo le tratan los hombres. ¡Con qué odios le blasfeman unos! ¡Con qué desprecio le miran otros! ¡Con qué frialdad y negligencia los más! ¡Con qué tibieza los mismos que se dicen amigos suyos! ¡Cuán pocos con verdadero amor!

¡Pobre Jesús mío, tan sufrido y tan paciente! Enseñad a mi enfermo corazón el secreto de esta heroica paciencia.

Medítese unos minutos.

II ¡Cuánto me confunde, oh buen Jesús, esta consideración! Vos, inocente, no os cansáis de padecer por mí; yo criminal, ni un instante me avengo a padecer por Vos. Insoportable se me hace cualquier pequeña aflicción; la menor de vuestras espinas, acaba con mi escasa paciencia.

Y no obstante, Vos queréis que padezca, y hasta me lo aconseja mi propio interés. Me habéis colocado en este valle de lágrimas, donde desde la cuna hasta la sepultura, me acompaña la tribulación. Quiera o no quiera el hombre, es éste su patrimonio. La salud, la
fortuna, las inclemencias del tiempo, la rareza de nuestro carácter, nos son fuentes perenne de desazones y desabrimientos. Es necesario sufrir, he aquí la sentencia que desde el nacer traemos escrita sobre la frente. Sufrir, pues, con paciencia, como Vos, es el único modo de hacer suave y llevadera esta necesidad.

¡Ah! Sufriré, Dios mío, sufriré con Vos y por Vos, y como Vos queráis y hasta donde Vos queráis. Contemplaré vuestro Corazón herido y coronado de espinas, para más alentarme a sufrir con paciencia las mías. Alzaré los ojos a ese cielo que ha de ser mi recompensa, para no desfallecer en los presentes combates. Vos lo habéis dicho, y escrito está. ¡Sólo se va a él por el camino de la cruz!

¡Feliz quien la abrace con Vos en esta vida, para recoger con Vos sus dulces frutos en la eternidad!

Medítese y pídase la gracia particular.


ORACIÓN Y ACTO DE CONSAGRACIÓN

Rendido a vuestros pies, oh Jesús mío, considerando las inefables muestras de amor que me habéis dado y las sublimes lecciones que me enseña de continuo vuestro adorabilísimo Corazón, os pido humildemente la gracia de conoceros, amaros y serviros como fiel discípulo vuestro, para hacerme digno de las mercedes y bendiciones que generoso concedéis a los que de veras os conocen, aman y sirven.

¡Mirad que soy muy pobre, dulcísimo Jesús, y necesito de Vos, como el mendigo de la limosna que el rico le ha de dar! Mirad que soy muy rudo, oh soberano Maestro, y necesito de vuestras divinas enseñanzas, para luz y guía de mi ignorancia! ¡Mirad que soy muy débil, oh poderosísimo amparo de los flacos y caigo a cada paso, y necesito apoyarme en Vos para no desfallecer! Sedlo todo para mí, Sagrado Corazón: socorro de mi miseria, lumbre de mis ojos, báculo de mis pasos, remedio de mis males, auxilio en toda necesidad. De Vos lo espera todo mi pobre corazón. Vos lo alentasteis y convidáisteis cuando con tan tiernos acentos, dijisteis repetidas veces en vuestro Evangelio: Venid a Mí,... Aprended de Mí... Pedid, llamad... A las puertas de vuestro Corazón vengo pues hoy, y llamo, y pido, y espero. Del mío os hago, oh Señor, firme, :formal y decidida entrega. Tomadlo Vos, y dadme en cambio lo que sabéis me ha de hacer bueno en la tierra y dichoso en la eternidad. Amén.

Aquí se rezará tres veces el Padre Nuestro, Ave Maria y Gloria, en recuerdo de las tres insignias, cruz, corona y herida de la lanza, con que se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María Alacoque.

UN CANTO A MI AMADO:

“El que canta ora dos veces”, decía San Agustín.

El canto es el afecto del corazón hecho música. Una hermosa manifestación hacia el ser amado.

Salmos 150
Salmo de alabanza

1 ¡Aleluya! Alabad a Dios en su santuario;
alabadle en su majestuoso firmamento.
2 Alabadle por sus hechos poderosos;
alabadle según la excelencia de su grandeza.
3 Alabadle con sonido de trompeta;
alabadle con arpa y lira.
4 Alabadle con pandero y danza;
alabadle con instrumentos de cuerda y flauta.
5 Alabadle con címbalos sonoros;
alabadle con címbalos resonantes.
6 Todo lo que respira alabe al SEÑOR.
¡Aleluya!

ESTAR EN TU PRESENCIA
Ramón Urbina

Señor,
hoy quiero estar en tu presencia,
hoy quiero estar más y más cerca,
de Ti,
oh Dios.
Señor,
hoy quiero estar en tu presencia,
hoy quiero estar más y más cerca,
de Ti,
oh Dios.
Y poder expresar
lo que hay en mi corazón,
poder exaltar, adorarte
y poder expresar
lo que hay en mi corazón
y poder adorarte, Señor.
Te adoro, Señor.
Te adoro, Señor.
Te adoro, Señor.