Día 6: El Sagrado Corazón, Modelo de mansedumbre

Oración introductoria de cada día

Corazón amantisimo de Jesús digno de todo amor y de toda mi adoración; movido por el deseo de reparar y de lavar las ofensas graves y numerosas hechas contra ti, y para evitar que yo mismo me manche de la culpa ingrato, te ofrezco y te consagro enteramente mi corazón, mis afectos, mi trabajo y todo mi ser.

Por cuanto son pobres mis méritos, ¡oh Jesús!, te ofrezco mis oraciones, mis actos de penitencia, de humildad, de obediencia y de las demás virtudes que practicaré hoy y durante mi vida entera hasta el último suspiro.

Propongo hacer todo por tu gloria, por tu amor y para consolar a tu Corazón. Te suplico aceptes mi humilde ofrecimiento por las manos purísimas de tu Madre y Madre mía Maria.

Dispón de mí y de mis cosas,Señor,según el beneplácito de tu Corazón. Amén.

P. León Dehón



6. -LA AGONIA DEL CORAZÓN DE JESÚS
También Jesús llora. ¿Recordáis el Huerto de los Olivos? Allí, el Corazón de Jesús fue expuesto al dolor, al miedo, a la tristeza. Aquí Jesús te renueva aquella triste escena. Pide adoradores, tiene sed de almas, y está solo, abandonado,olvidado.Solo en la noche. Solo en las largas jornadas. Siempre solo. ¿Irá quizá alguno a hacerle compañía?

Jesús vive en el sagrario y es abandonado por el hombre. Quiere ser su comida y sufre el rechazo. Derrama por él su sangre y la derrama inútilmente.

En vano el señor llama adoradores a su altar. En vano llama a las almas a la comunión; pero los hombres se obstinan en vivir lejos de Él. Por eso, Él está triste.

EL SAGRADO CORAZÓN,
MODELO DE MANSEDUMBRE


I Admira hoy, alma mía, la suma mansedumbre y benignidad de este adorabilísimo Corazón. Nunca dejó de mostrarse manso y cariñoso, para que en El aprendieses tú los encantos de esta celestial virtud. Con este carácter lo habían ya de antemano retratado los Profetas; con este mismo le vieron después y nos lo retrataron los Evangelistas.

Mira cómo trata a los pobres e ignorantes, cómo recibe a los pecadores, cómo acaricia a los niños. Muy contadas veces se pinta el enojo en su rostro, para darnos a entender que si la indignación es buena alguna vez, casi siempre son preferibles la suavidad y mansedumbre. No se notan en El ademanes imperiosos, ni se le oyen palabras de desdén, ni se le observa malhumor o fastidio.

¡ Con qué dulzura tolera la rudeza de sus primeros discípulos! ¡Con qué palabras tan suaves alienta a la Magdalena! ¡Qué acentos tan delicados emplea con el mismo apóstol traidor! ¡Con que serena majestad contesta al interrogatorio de Pilatos!

¡Oh benignidad y mansedumbre del Corazón adorable de nuestro Jesús! ¿A quien no. enamoran y atraen tan suaves hechizos?

Medítese unos minutos.

II No me canso, oh Señor, de admirar en Vos esta delicada virtud. Pero ¡ay! ¡que a mi corazón se le hace siempre duro y difícil el practicarla!

Mis palabras, mi rostro, mis ademanes traspasan muy a menudo las reglas de la caridad, que Vos me habéis impuesto en el trato con nuestros hermanos. La hiel de mi corazón rebosa frecuentemente en mis labios. Trato a mis superiores con altivez, a mis iguales con indiferencia mis inferiores con dureza. Soy en la prosperidad altanero, y en la aflicción ceñudo y malhumorado. Confundo muchas veces la viveza del celo con los arranques del amor propio.

Dad me ¡oh Señor! la dulce caridad y afectuosa mansedumbre, distintivo de los Santos. Sea igual y blanda y serena mi condición, sin arrebatos ni decaimientos, sin ruidosas alegrías, ni enojosas displicencias. Vean mis prójimos en mi rostro y en mis palabras y acciones, la suavísima imagen de vuestro mansísimo corazón.

Dad me esas bellas cualidades, para ganaros con ellas almas que en la tierra os sigan y os amen, y en el cielo os gocen y glorifiquen por toda la eternidad.

Medítese, y pídase la gracia particular.

DÍA 06: DÍA DE CELO
POR LA SALVACIÓN DE LAS ALMAS


“Pienso todo el día en las almas... ¡Sí, tengo sed de almas!... Si vieras cuántas almas me afligen. Por eso busco víctimas que quieran consolarme y sufrir por mi amor.
No me canso de las almas y mi Corazón está siempre esperando que vengan a refugiarse en Él... Soy Jesús que ama a las almas con ternura... este Corazón que las llama sin cesar, que cuida de ellas y las guarda... este Corazón que se abrasa en continuo deseo de ser amado de las almas todas.”


TU ALMA RESPONDE ASÍ A JESÚS:

Corazón de mi Amado Jesús:
Te ofrezco Tu mismo Corazón.
Acéptalo como víctima de amor... de amor a las almas.

Que las almas:
Conozcan que quieres ser su felicidad y su recompensa.
Vayan a Ti
No tengan miedo de Ti
Confíen en Ti.

PRÁCTICA PARA ESTE DÍA:

Suple con tus sufrimientos las gracias que no han sabido aprovechar las almas. Busca hoy este sufrimiento, acéptalo con sonrisa y en silencio.


ORACIÓN AL CRISTO DEL CALVARIO
En esta tarde, Cristo del Calvario,
vine a rogarte por mi carne enferma;
pero al verte, mis ojos van y vienen
de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza.

¿Cómo quejarme de mis pies cansados,
cuando veo los tuyos destrozados?
¿Cómo mostrarte mis manos vacías,
cuando las tuyas están llenas de heridas?

¿Cómo explicarte a ti mi soledad,
cuando en la cruz alzado y sólo estás?
¿Cómo explicarte que no tengo amor,
cuando tienes rasgado el corazón?

Ahora ya no me acuerdo de nada,
huyeron de mí todas mis dolencias.
El ímpetu del ruego que traía
se me ahoga en la boca pedigüeña.

Y sólo pido no pedirte nada,
estar aquí, junto a tu imagen muerta,
ir aprendiendo que el dolor es sólo
la llave santa de tu santa puerta. Amén.
Gabriela Mistral


UN CANTO A MI AMADO:

“El que canta ora dos veces”, decía San Agustín.

El canto es el afecto del corazón hecho música. Una hermosa manifestación hacia el ser amado.

Salmos 150
Salmo de alabanza


1 ¡Aleluya! Alabad a Dios en su santuario;
alabadle en su majestuoso firmamento.
2 Alabadle por sus hechos poderosos;
alabadle según la excelencia de su grandeza.
3 Alabadle con sonido de trompeta;
alabadle con arpa y lira.
4 Alabadle con pandero y danza;
alabadle con instrumentos de cuerda y flauta.
5 Alabadle con címbalos sonoros;
alabadle con címbalos resonantes.
6 Todo lo que respira alabe al SEÑOR.
¡Aleluya!

JESÚS, ESTOY AQUÍ
Roy Mendoza

Jesús, estoy aquí,
Jesús, qué quieres de mi,
mis manos están vacías,
¿qué puedo ofrecerte?
Solo sé que quiero ser diferente.

Jesús, estoy aquí,
Jesús, qué quieres de mi,
mis ojos temen al mirarte,
quisiera poder enfrentarte.

Y amar como Tú amas,
sentir, como Tú sientes,
mirar a través de tus ojos,
Jesús.

Contigo mi camino es difícil,
me pides abrir nuevo horizonte
en la soledad de la noche, Jesús.